lunes, 11 de abril de 2011

Curso 1.993 - 1994 - NUEVA ETAPA

Como comentaba ayer, el curso 92-93 fue realmente difícil, y al finalizar el mismo, la mayoría de los monitores y monitoras dejaron el grupo, lo cual nos llevó a una reestructuración total del Grupo.

De los monitores que habíamos, solo quedamos Manolo Ponce y yo, por lo que tuvimos que echar mano de los sherpas mayores, que tenían que pasar al Clan Rover, David Castro, Adrián Fonseca y Juan Marcos Baena (mi hijo).


De esta manera, el inicio del curso hubo que retrasarlo hasta Enero, para así tener tiempo de reorganizar al Grupo, y prepararles a los nuevos para poder desarrollar su responsabilidad como monitores. Y ya, no solo fue ese el cambio, sino que también se cambió sustancialmente la dinámica del Grupo e incluso la metodología, ya que nos habíamos estancado en unas maneras de actuar, que los niños se aburrían y perdían todo el interés por ser scouts.

En ese año, Celebramos por primera vez el día Scout. El 28 de Febrero de 1994. En esta festividad, se invitó a las familias de los niños, amigos y hermanos de la congregación a participar de las actividades, juegos, comida, etc. La verdad es que fué un buen día de campo donde muchos padres, abuelas y hermanos participaron.

Con la nueva andadura, también vinieron aires más frescos y renovadores, en los que tuvieron mucho que ver estos tres chicos, David, Adrián y Juan Marcos. Ellos con sus ideas trajeron más actividad y nuevas perspectivas en el trabajo con los niños, ya que ellos ya llevaban varios años en los que habían experimentado muchas vivencias y adquirido bastantes experiencias. Así, a partir de ahí comenzamos a trabajar en la confección de manuales de trabajo y en la reorganización de todo el Grupo.

Así, pasaron los meses desarrollando diversas actividades, hasta llegar al Campamento de Verano. Este se celebró los días 13 a 21 de Agosto de 1994 en las instalaciones de "El Guijo" en la Sierra de Berrocal, cerca del Río Tinto. El lugar estaba bastante bien, solo que había poca sombra y muchísimo calor, además de que también escaseaba el agua. No obstante las noches eran frescas y eso sí, al ser un lugar retirado de toda contaminación lumínica, mirar al cielo era algo maravilloso, ya que se divisaban hasta las nebulosas.

De ese campamento no tengo fotografías, pero si puedo contar muchas cosas muy interesantes, pues para mí fue el mejor campamento vivido hasta la fecha, ya que intervinieron muchos factores. Las relaciones entre monitores fueron muy buenas, salvo cosas puntuales entre algunos de ellos. Con los niños también fue muy bueno.

Recuerdo que una noche, queríamos enseñar a los lobatos que no debían tener miedo a la oscuridad, ya que el Señor estaba con ellos... así, salimos ya muy oscuro con ellos hacia el monte y pudimos hablar con ellos y orar a Dios para que les ayudara, y la verdad que fue algo muy bueno para ellos.

También recuerdo que hicimos una balsa de madera en el lago, y al probarla, ¿qué sucedió? pues que se hundió... así que como para irnos a una isla del pacífico...

Manolo Ortega, de Huelva, tendrá muy buenos recuerdos da la zarza... ya que en un juego nocturno, o se le ocurrió otra gran idea que tirarse de bruces a una de ellas para esconderse, así que os podéis imaginar como pasó el resto del Campamento... pinza en mano sacando un pincho por aquí, otro por allá, otro por acullá... en fin, creo que aún se está quitando pinchos. jajaja.

Y lo que pasó la última noche... eso mejor lo dejo para que lo cuente otro u otra.

Bueno, aquí dejo esto, aunque voy a trascribiros en el siguiente capítulo una reflexión que compartí con los monitores el día 18 de Febrero de ese año 1994

Ciao

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